Victoria Guerrero







(Lima, 1971) Ha publicado los libros de poesía: De este reino (Los Olivos, 1992), Cisnes estrangulados (Cuernoempanza editores, 1996), El mar, ese oscuro porvenir (Santo Oficio, 2002) y Ya nadie incendia el mundo (Estruendomudo, 2005). Artículos y poemas suyos han aparecido en diversos medios de comunicación escrita. Se ha desempeñado como correctora y editora de periódicos, revistas y catálogos de arte. También está interesada en la fotografía, y su trabajo ha ilustrado revistas de música y discos. Actualmente hace un postgrado en Literatura en Boston Es directora de la revista de cultura y politica Intermezzo Tropical.Tribu/laciones del sujeto des/centrado latinoamericano.


Primer Baile (nacimiento andino)
A mi padre


Los danzantes rasgan el cielo con un golpe de tijeras

El wamani agita las alas en señal de bienvenida

La noche se quiebra abruptamente y deja caer una música carnavalesca

El Padre se levanta y tararea una canción de cuna
/Se alza gozoso desde su pueblo natal

La abuela se prepara para curar del mal de ojo a la que está por nacer

Ambos (madre e hijo) van cantando una canción mitológica del regreso a casa

Fuentes rebosantes de cuy chactado se extienden sobre una mesa de madera vigorosa

La radio sigue encendida a un volumen furioso


Oh los desposeídos los desterrados aprenden a fuerza la nueva lengua


La Fiesta está en su apogeo: la quemante chicha se derrama en los corazones
/ebrios de llanto


La madre capitalina empieza a gemir en el horizonte
/chilla su desamparo

Aqueste mar turbado embravecido se agita en la costa

Un toro muere en la plaza repleta de indios que llaman a sublevación


Va entonces tu sombra surgiendo brillante en las antípodas del mundo

De este mundo colosal inabarcable en el que se destruye y se redime

Una misma carne y cientos de imágenes superpuestas

Hilvanadas en un solo hilo de angustia

Y en un rincón oculto del celuloide te descubres:

Victoria Guerrero- es una imbécil*



*Fray Luis de León y Carlos Oquendo de Amat




La Línea Naranja

ningún tren tendrá la parada que deseo
todas las estaciones están marcadas por otros
no existen estaciones marcadas por ti

la siguiente estación es chinatown
(suenan las campanillas del tren y se abren las puertas
la muchedumbre –asiática y negra en su mayoría- ocupa todo el espacio)

yo camino por el mercado central
voy con k y su madre a La buena muerte
allí como hasta hartarme
-podré entonces morir en paz-

barrios altos
mi tía la monjita me lleva donde los padres benedictinos para ver los frescos de la capilla

allí hay un moridero
hiv
ese sí es un stop marcado por la vida



hoy el tren es una hermosa naranja
un sol de verano deslizándose en la noche
la campanilla sigue sonando
pongo mi pie en la puerta impido que se cierre completamente
el hermoso tren del sol quema sobre nosotros alto alto
ahora es una linda llamarada que alumbra nuestras cabezas
yo estoy parada frente a la puerta con mi uniforme de colegio:
mi blusa blanca y mi falda ploma
voy corriendo por el acantilado de la mano de mi abuelo
mientras como un helado y contemplo la espuma blanca del mar
esa es mi parada
ese es mi camino
allí no hay jefes de trenes ni vigilantes que me impidan bajar donde yo quiera

cuán alto es el tren del sol

y por la tarde voy a llegar al zoo
y voy a escribir un poema sobre el leopardo de las nieves
un poema trágico por supuesto
porque todo encierro lo es
menos el de regresar a la placenta afiebrada de mi madre

oh cuánto extraño el comienzo de todo
donde los trenes regresan para dormir su viaje
y yo vuelvo sobre mí para cerrar los ojos otra vez