Miriam Reyes




(Ourense, 1974) Se crío en Caracas, estudió Letras en la Universidad Central de Venezuela y Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona (España). Ha publicado los siguientes libros de poemas: Espejo Negro (DVD ediciones, Barcelona, 2001), Bella Durmiente (Finalista del XIX premio de poesía Hiperión, Madrid, 2004) y Desalojos (Hiperión, Madrid, 2008). Ha sido incluída en numerosas antologías como: Feroces (DVD ediciones, 1998) y 25 Poetas españoles jóvenes (Hiperión, 2003). Su poesía ha sido traducida al italiano y al portugués. Su trabajo puede verse en: http://www.miriamreyes.com.


Mi padre enfermo de sueños
en el asfalto incandescente de cien mil mediodías caminados
bajo el sol en vertical
perdió sus pies
y apoyado en sus rodillas sigue buscando
el camino de vuelta a casa.
Mi padre sueña,
rendido por el cansancio,
que vuelve a su tierra y planta sus piernas y le crecen pies jóvenes
y la savia de su tierra negra le alivia el dolor de las arrugas
y resucita sus cabellos muertos.
Luego despierta en un piso alquilado a la ciudad de los huracanes de la miseria
y blasfema y maldice y no tiene amigos.

Escondido en la noche
papá llora por las certezas que lo defraudaron.
Del otro lado de su piel
mamá llora por mamá
mamá llora por su casa que ya no habita
y por paz y reposo y risa.

Papá y mamá lloran
cada uno a espaldas del otro en la cama
en el más crudo estruendoso hermoso silencio
que modula en frecuencias infrahumanas
sonidos que se articulan como palabras:
«si aquí no están mis sueños
cómo puedo dormir aquí».
Y que sólo yo escucho
con la cabeza enterrada en la almohada.

Concebida de la nostalgia
nací con lágrimas en el sexo con tierra en los ojos con sangre en la cabeza.
No soy lo que soñaron
como tampoco lo son sus vidas.


Nos apegamos demasiado a los hombres
esas criaturas bidimensionales e inocentes
a su piel
adherente como una tela de araña

Me quedaría allí hasta que no dejase nada de mí
Nada.

hasta que empezamos a pesarles
como si de pronto engordásemos.
Entonces nos preguntamos
qué pasó y
cuándo.
Inevitablemente nos ponemos
éticas patéticas pelenpenpéticas
pesadas peludas pelenpenpudas
nos salen canas arrugas
caries estrías verrugas
la sangre no circula.
Nos explotan por dentro.
Se llevan nuestra piel pegada a tiras
y en sus manos algún órgano fácil de vender.

En realidad no saben lo que hacen
sólo quieren liberarse de la carga.





¿Vas a enseñarme a vivir?
Te dejaré tocar mi colección de cáscaras compartiré contigo las uñas que guardo en los bolsillos. Las semillas que nos dieron son pastillas para dormir y del ombligo dormidos nos crecen frutales. Te daré de comer.
Ven. La tierra prometida es cosa de otros. Para nosotros la arena: un paisaje que cambia con el viento.