Alan Mills




(Guatemala, 1979) Ha publicado Testamentofuturo (http://www.librosminimos.org/) y Síncopes (Literal, México: 2007; Zignos, Perú: 2007; Mandrágora Cartonera, Bolivia:2007; Demónio Negro -ed. trilingüe-, Brasil:2008). En 2008 fue “escritor invitado” de la Casa de la Cultura Latinoamericana en Malmö, Suecia y participó de Les Belles Étrangères, del Centro Nacional del Libro en Francia. Es poeta residente de la Casa das Rosas, São Paulo, Brasil.


(del libro inédito La noche de Balam Mills)

u)
Quiero cambiar de sexo
Sí Pero todavía no sé
A cuál
v)

En esta ciudad he orinado
Muchas puertas
No me extrañó nada ver
Pasar tu lengua como una aldaba
Por cuadras y cuadras lamentables
Los que me conocían te dijeron
No seás idiota Por la gran puta
Ese vale menos que este pasaporte
Hueveado
Mirate bien: esta Visa será el gesto
De amor más grande y así te me vas
A la mierda Mejor





DE VIOLENCIA Y AMOR MI GUATEMALA CITY
TE IBA REVENTANDO POR ESO ESCUPÍAS LA TUMBA
COMO UN TRAVESTI


Durante varias tardes la corriente
volcó nuestra suerte en las aguas del Río Grande
y de arena era todo el sueño,
por entre anocheres buscábamos
resguardo,
y te mostraba mis imágenes,
cada retrato mío un Lucien Freud
pasmado en delicia,
mis piernas abiertas delirando,
como si de un par de ánimas perdidas
se tratara, con tanta humedad enferma,
que traía a la cabeza otra imagen,
más intensa que todos los Bacon
que nunca pudiste comprarme,
un rojo vivo, rojo labios,
rojo clítoris henchido de pensar
muscularmente,
en nuestros tríos, en ese préstamo
haciendo de esta unión algo más sólido,
y me sentía pariente de tu semilla,
al verla correr por los pechos de otra
hembra igual de hermosa,
disfruté tanto verte entrar y salir
de otro cuerpo que me refractaba perfecta,
y encendíamos la caja mágica
para mirar a miles más haciendo lo mismo,
era una paz inmensa y espuria en tal ajetreo,
cientos de pupilas clavándose en nuestros rincones, estalladas,
buscando algún blanco,
sin darse el tiempo de reparar
que lo que veían era algo más fuerte,
absolutamente más fuerte,
que todas esas cajas mágicas
encendidas por el mundo